Uno de los motivos por los que la mayoría de personas se decantan por cambiar su colchón es porque les resulta incómodo. Tenemos que pensar que nos pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, y es en ese momento en el que, como hemos explicado en otros posts en este blog (como este sobre dormir sin descansar o este otro sobre cómo dormir mejor), no sólo suspendemos nuestras funciones sensoriales y movimientos voluntarios, sino que también restauramos y preparamos todas las funciones de nuestro cerebro y nuestro cuerpo que necesitamos para el día siguiente. Dicho en otras palabras: un colchón cómodo trasciende la sensación física subjetiva de bienestar, sino que tiene impacto también en nuestra salud mental y emocional.
Debemos entender, sin embargo, que un colchón incómodo puede parecerlo por muchos motivos, y no todos hacen imprescindible un cambio de colchón. A continuación explicamos señales que apuntan a un lado u otro.
Señales de que podemos estar durmiendo en un colchón incómodo
La mayor parte de señales de que dormimos en un colchón incómodo suelen ser evidentes al despertarnos. Algunas de ellas son:
- Dolores de espalda, de cuello, en las lumbares, en las articulaciones, etc.: si al irnos a dormir no nos dolía nada y al despertarnos tenemos alguno de estos dolores, puede ser que nuestro colchón no proporcione suficiente apoyo y/o suficiente alivio de la presión en los puntos que lo necesitan.
- Sensación de cansancio al despertarnos: el cansancio al despertarnos puede ser causado por varios motivos (por ejemplo, no haber dormido lo suficiente), pero si, a pesar de dormir sistemáticamente ocho horas nos despertamos cansados, debemos considerar que nuestro colchón no es adecuado.
- Múltiples despertares durante la noche: uno de los motivos por los cuales podemos despertarnos contínuamente durante la noche es porque no encontramos una postura cómoda o porque notamos excesivamente el movimiento de la persona con la que dormimos (esto también puede ser, por ejemplo, porque el colchón es demasiado estrecho), y estos despertares pueden estar relacionados con un colchón incómodo que no se adapta lo suficiente a nuestro cuerpo.
- Hundimientos o bultos en el colchón: tal vez no hayamos notado incomodidad en nuestro colchón a pesar de presentar hundimientos o bultos, pero probablemente si probamos otro que no los tenga, dormiremos mejor, por lo que en este caso será adecuado cambiar el colchón.
- Aumento de alergias o problemas respiratorios: hay quien atribuye sus alergias o problemas respiratorios a problemas estacionales, pero a veces tienen que ver con el hecho de que los colchones ya no son adecuados para seguir durmiendo en ellos porque albergan moho o ácaros en su interior, algo que en ocasiones es difícil solucionar si no se ha mantenido correctamente o si el producto es de baja calidad.
- Dormir mejor en otra cama: aunque hemos dejado esta señal para el final, quizá debería estar al principio, porque es una de las señales más evidentes de que nuestro colchón es incómodo, la comparación con otro que nos resulta más confortable.
Señales de que podemos estar durmiendo incómodos por otro motivo
Hay señales que pueden parecer de incomodidad del colchón pero que radican en un problema de salud que debe ser solucionado, u otros motivos. Hay que valorarlas adecuadamente porque en algunos de estos casos puede no ser necesario hacer una inversión en un colchón porque tal vez no mejorará sustancialmente el problema. Algunos ejemplos son:
- Almohada incómoda: a veces lo que nos puede resultar incómodo es la almohada, no el colchón. La almohada es la responsable de una correcta alineación del cuello con el resto de la columna, por lo que si nos resulta incómoda, podemos experimentar dolores en estas zonas, dolor de cabeza, etc. En este caso sería conveniente valorar un cambio de almohada. En este post hay una guía para elegirla.
- Base de colchón incómoda: hay quien no se da cuenta de que un colchón resulta incómodo por un problema en el somier, el canapé o cualquiera que sea la base sobre la que reposa. Una base inadecuada o dañada puede afectar la comodidad y la capacidad de soporte de un colchón, causando a menudo bultos y/o hundimientos. En este post se puede encontrar una guía para elegir somier.
- Sensación superficial inadecuada: como veremos en el apartado siguiente, un colchón puede resultar incómodo superficialmente, pero ofrecer un soporte y alivio de presión adecuados y viceversa, porque es aquí donde entran las preferencias personales. Por ejemplo, hay quien no se siente cómodo en un colchón de viscoelástica, a pesar de que ésta le proporcione el soporte y el alivio de presión que necesita. En estos casos se puede corregir esa sensación superficial por un topper que nos proporcione la sensación que prefiramos. Aquí hay un post sobre los diferentes tipos de topper.
- Ropa de cama inadecuada: puede parecer insólito, pero a veces se atribuyen al colchón problemas que en realidad son derivados de la ropa de cama que se usa, por ejemplo, la sensación de calor que transmite. Hay colchones que son transpirables pero que, con una ropa de cama que no lo es, puede parecer que son muy calurosos, y colchones que son lo suficientemente calientes pero que necesitan complementarse con sábanas o edredones también cálidos en invierno. Es conveniente probar con ropa de cama de tejidos como el algodón, la lana o el lino según la época del año.
- Entorno de dormir no apto para un sueño reparador: como explicamos en este post, factores como la temperatura influyen en la calidad del sueño, así como la iluminación o el nivel de ruido, por lo que hay que tenerlos en cuenta para dormir mejor.
¿Un colchón cómodo es sinónimo de un colchón saludable?
A veces ocurre que, a pesar de tener las señales que hemos explicado de que un colchón es incómodo, subjetivamente nos parece cómodo, incluso probamos otros para comparar y nos reafirmamos en ello y lo atribuimos estos avisos a otros motivos. En estos casos es importante consultar con un especialista de salud, pero de entrada hay que tener en cuentra que hay colchones que al primer contacto nos ofrecen comodidad pero después no ofrecen suficiente soporte en las zonas lumbar, de cadera (sobre todo si tenemos un peso elevado), de cuello, etc., y/o suficiente alivio de la presión en caderas (sobre todo si dormimos de lado la mayor parte de la noche), tobillos y rodillas (sobre todo si dormimos de lado y/o tenemos problemas articulares), etc.
Por ejemplo, hay quienes sostienen que prefieren un colchón blando, y piensan que eso significa que debe ser poco firme, y si el colchón no es firme puede provocar este tipo de problemas: existen colchones con una sensación mullida al contacto que tienen un núcleo lo suficientemente firme como para proporcionar una alineación correcta de la columna. Por otro lado, también se dan casos de personas que se decantan por colchones muy duros porque los prefieren firmes (algo que no está siempre correlacionado, como explicamos en este post), de forma que no reciben alivio de los puntos de presión, sobre todo si duermen buena parte de la noche de lado, postura que ejerce más presión en ciertas zonas del cuerpo, en vez de elegir un colchón firme pero con diferentes zonas de descanso para obtenerlo.
Lo ideal es un equilibrio entre la sensación de comodidad y el soporte de un colchón, y probarlo en tienda el tiempo necesario y de la forma adecuada para saber si además de ser cómodo, nos proporciona el apoyo y el alivio de presión adecuados. En este post explicamos cómo probar un colchón en tienda para tener más opciones de acertar.
MATINER Natural-Descans, proveedor de colchones que combinan comodidad y soporte
En MATINER Natural-Descans tenemos un amplio catálogo para tiendas de descanso y sector hotelero con un soporte y alivio de presión adecuado en diferentes materiales según preferencias, así como niveles de dureza, firmeza y adaptabilidad al cuerpo.
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