Para averiguar cuál es el colchón más cómodo para ti, es decir, que se adapte a lo que necesitas (dureza, firmeza, sensación térmica, etc.), deberás tumbarte en varios y probar durante un buen rato. No hay fórmulas mágicas. Aunque en este post intentaremos establecer una serie de pautas para decidir cuál es el mejor colchón para persona, no es suficiente con saber la teoría.
Sabemos que el dolor lumbar suele requerir colchones duros y firmes para procurar una buena alineación postural sin hundimiento (como los de viscoelástica de elevada dureza) o que un colchón adecuado para quienes duermen de lado es un colchón algo más blando para aliviar los puntos de presión de los brazos. Pero la realidad es que hasta que no invirtamos un buen rato en una tienda de descanso adoptando las posturas más habituales de nuestro sueño sobre un colchón de exposición no sabremos si realmente es el más cómodo para nosotros.
Quizá nos guste un colchón firme pero nuestra pareja de cama se mueve mucho y le resulte poco adaptable, o puede ser que seamos muy calurosos y la viscoelástica, a pesar de ser ideal para nuestra alineación postural, nos de algo de calor. Y eso sólo puede saberse acudiendo a una tienda, probando y preguntando.
Sin embargo, si vamos con algunas claves ya aprendidas sobre cuál es el colchón más cómodo para cada tipo de durmiente en términos generales, nos resultará más fácil dar en la diana cuando vayamos a la tienda. A continuación enumeramos algunas. No hablaremos de la viscoelástica, el látex o la espuma de alta densidad como opciones más o menos cómodas, ya que eso, como decimos, depende de cada durmiente, sino que identificaremos algunas de las necesidades y hábitos de sueño más habituales y daremos con algunos de los colchones considerados más cómodos para ellos.
Como hemos explicado en un post anterior, la postura que adoptamos cuando dormimos es fundamental a la hora de definir cuál es el colchón más cómodo para nosotros, ya que identifica las zonas de nuestro cuerpo que necesitan apoyo y soporte.
Si dormimos boca arriba, necesitaremos aliviar la presión en la columna vertebral y en la parte lumbar para evitar dolores pero un apoyo suficiente para evitar el hundimiento, de manera que el colchón que elijamos debe ser firme, pero sin serlo de forma extrema. Un colchón de viscoelástica con un acolchado adecuado para nuestras necesidades de comodidad puede ser una muy buena opción si nos gusta la sensación de adherencia al cuerpo del colchón, y en caso contrario, un colchón de espuma de firmeza alta.
Los puntos de presión de las personas que duermen de lado son hombros y caderas, así como el cuello, de manera que el colchón que elijan debe ser lo suficientemente blando como para permitir el hundimiento relativo de estas zonas y aliviar su presión, y dar punto de apoyo especialmente a las cervicales con una buena almohada. Un colchón de látex de firmeza media, puede ser una muy buena opción.
Si tendemos a dormir boca abajo, deberemos sostener de forma adecuada nuestras caderas con un colchón lo suficientemente firme que no permita que se hundan.
Si nos movemos mucho y cambiamos habitualmente de postura, debemos buscar un colchón que sea un punto intermedio en las necesidades que requiere cada una de ellas, aunque lo ideal es identificar la más habitual, para dar una mejor respuesta a esa en concreto.
El peso de cada persona influye en la percepción de comodidad que tienen de su colchón, porque el peso hunde el colchón y por lo tanto una persona que pesa más necesita que su colchón sea más firme que una que pesa menos, cuyo colchón no se deformará aunque sea más blando.
Las personas que pesan menos son las que tienen a su disposición un abanico más amplio de firmezas que pueden resultarle cómodas y a la vez saludables, especialmente firmezas menores que no pueden usar otros durmientes de mayor peso aunque les gusten los colchones blandos porque su peso provocará un mayor hundimiento y eso no será bueno para su alineación postural.
Las personas de este rango de peso deben tener muy presente que los estándares de firmeza existentes suelen hacerse con personas de peso medio, por lo que no está de más que elijan una firmeza incluso algo inferior de la que creen que necesitan, para acertar seguro.
En este sentido, los colchones de viscoelástica (siempre y cuando les guste la sensación de “abrazo” de la viscoelástica) o espuma firmes con un acolchado mullido podrán resultar cómodos a estos durmientes, o un colchón de látex de firmeza media pueden ser una buena elección.
Se trata del peso al que se dirigen la mayor parte de fabricantes del mercado, por lo que también dispondrán de un amplio abanico de posibilidades. A este perfil de durmiente podrán resultarles cómodos muchos tipos de colchones de diferentes firmezas y materiales, como la viscoelástica, la espuma o el látex.
Las personas que pesan más de 90 kg raramente podrán usar un colchón que no sea firme, ya que se hundirá con más facilidad y no les proporcionará una correcta alineación postural. Los colchones más firmes suelen ser de espuma y de viscoelástica, con diferentes tipos de acolchado dependiendo de si se prefiere un tiempo de respuesta más rápido o una sensación de abrazo que se logra al calentar el colchón.
Las personas que tienen alergias, como la alergia a los ácaros del polvo, tienen que elegir colchones naturalmente hipoalergénicos como el látex, aunque la viscoelástica natural (biovisco) u otros materiales tratados contra las alergias también pueden ser una buena alternativa.
Suele decirse que para los dolores cervicales y lumbares lo mejor es un colchón firme, ya que un colchón blando puede procurar una alineación postural incorrecta y producir mayor dolor. Sin embargo, los colchones demasiado firmes también pueden ocasionar este problema, ya que nuestra columna no es totalmente recta desde las cervicales hasta las lumbares.
El colchón más cómodo en este caso será el que mantenga la columna alineada y alivie el dolor que pueden provocar los puntos que ejercen una mayor presión contra el colchón y por lo tanto una posible deficiencia circulatoria y en casos extremos incluso llagas, como las cervicales y las lumbares.
En esta correcta alineación postural para este tipo de dolencias tiene mucho que ver nuestro peso (ver apartado anterior).
Si dormimos con otra persona de características físicas no muy dispares y preferencias parecidas en cuanto a firmeza y material, pero tenemos miedo de que sus movimientos nos molesten, deberemos probar colchones con la otra persona hasta encontrar uno que resulte confortable para ambas, procurando una independencia de lechos suficiente (en este sentido, los colchones más firmes y que absorban el movimiento suelen ser los más adecuados, especialmente espumación y sobre todo viscoelástica). Hay que tener en cuenta que las camas de matrimonio pequeñas (135, por ejemplo) raramente procurarán una buena independencia de lechos, ya que no hay suficiente espacio entre ambos durmientes.
Puede ocurrir que el colchón más cómodo para nosotros sea de unas características determinadas y el de la persona que duerme con nosotros sea otro. En este caso se puede optar por colchones gemelos, con diferentes atributos de firmeza e incluso diferentes materiales.
La edad suele influir en la percepción de comodidad de un colchón porque está correlacionada con el peso, con las posibles dolencias, etc. Pero también en el hecho de que resulte más o menos fácil movernos en la superficie y notar cómo se adapta más o menos lentamente a la forma de nuestro cuerpo y nos resulte más o menos fácil levantarnos. Por eso, a según qué edades (niños muy pequeños, por ejemplo, o ancianos) puede resultar más cómodo un colchón con tiempo de respuesta rápido, como el látex, que uno con tiempo de respuesta lento como la viscoelástica.
Hemos dejado esta parte para el final, porque a pesar de que el material con el que está fabricado es de gran importancia en la percepción de comodidad de un colchón, hoy en día es posible tumbarse sobre un colchón de calidad con los atributos necesarios para proporcionarnos una buena comodidad y salud y no saber de qué material está hecho. Los colchones de látex pueden proporcionar cada vez más una buena firmeza gracias a unos acolchados de calidad, y los colchones de viscoelástica o de espumación pueden ser tan transpirables y frescos como uno de látex con los tratamientos adecuados.
Sin embargo, todavía existen algunas diferencias que resumimos en un post anterior.
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