No es poco habitual que haya quien piensa que su colchón le da mucho calor cuando es la ropa de cama la que dificulta la transpirabilidad por la estructura de sus fibras o sus propiedades para absorber la humedad. Hoy en día muchas sábanas están fabricadas con fibras de poliéster o con microfibra, que hacen que la superficie en la que dormimos sea más cálida de lo que deseamos. Por eso, si nuestro colchón no es viejo pero nos da una excesiva sensación de calor, es recomendable buscar la mejor ropa de cama para mejorar nuestra experiencia de sueño.
Desde las sábanas hasta la ropa con la que nos metemos en la cama, cada componente juega un papel crucial en nuestra comodidad nocturna. No hay que olvidar que sentir calor es despertarnos más a menudo, y con esto, interrumpir nuestros ciclos de sueño, algo que reduce la calidad de nuestro descanso, incluso si dormimos las horas que creemos necesarias.
En este artículo, exploraremos en profundidad cómo las sábanas, los edredones, las colchas, etc., influyen en nuestra experiencia de sueño y qué aspectos tenemos que considerar para elegir la mejor ropa de cama y así garantizar un descanso reparador.
La elección adecuada de sábanas, fundas o edredones puede influir significativamente en la sensación de bienestar y satisfacción que experimentamos en la cama (la suavidad al contacto con la piel o la sensación de una temperatura perfecta, por ejemplo). Eso nos ayuda a relajarnos y a reducir las interrupciones para conciliar el sueño y no despertarnos hasta el día siguiente.
Como hemos dicho, la capacidad de las sábanas y otros elementos de la ropa de cama para regular la temperatura corporal es crucial para mantener un ambiente óptimo para el descanso. El calor nos hace sudar y nos incomoda, y eso propicia que nos cueste conciliar el sueño y mantenernos dormidos.
La ropa de cama limpia y de buena calidad también es esencial para la higiene y la salud, ya que contribuye a mantener un entorno higiénico en el dormitorio, reduciendo la acumulación de ácaros y alérgenos que pueden afectar la salud respiratoria e impedir que durmamos bien.
La ropa de cama no solo cumple una función práctica, sino que también puede resultar agradable a la vista y aportar personalidad a la habitación, complementando la decoración. Y aunque esto no afecte directamente a la experiencia de sueño, el ambiente acogedor y personalizado que aporta puede contribuir al ambiente agradable que necesitamos para dormir.
Probablemente habremos oído que las ropas de cama más lujosas están hechas con algodón egipcio o algodón pima (de fibras largas) y cuentan con fibras muy finas y densamente tejidas, por lo que cada pulgada cuadrada puede contener más de 800 hilos. Esta tela resulta suave, no hace bolas y al pesar más resulta más envolvente y lujosa. Es necesario prestar atención no sólo al número de hilos, que puede ser sólo un reclamo de márketing, sinó también al tipo de tejido y el origen del algodón.
El lino destaca por su frescura y capacidad para absorber la humedad, lo que lo hace ideal para climas cálidos o para aquellos que tienden a sudar durante la noche. El lino belga o el francés suelen ser los más valorados, y su textura única mejora con el tiempo, a base de lavados, manteniendo su durabilidad. Además es hipoalergénico, algo de gran importancia para una mejor calidad del sueño.
La seda es un material suave y agradable al tacto, usada en ropa de cama (y no solo de cama) de lujo. Está hecha con fibras largas y continuas que son extremadamente fuertes a pesar de ser suaves, regula muy bien la temperatura (es adecuada tanto para verano como para invierno), absorbe y evapora muy rápidamente la humedad y es hipoalergénica. Además, tiene un aspecto brillante que le aporta una sensación de lujo que ayuda a proporcionar un ambiente agradable.
Las sábanas son la prenda que entra en contacto con nuestro cuerpo de forma directa, y a menudo también con el colchón (si no usamos cubrecolchón o topper), por lo que resultan el componente esencial de la ropa de cama. Están disponibles en una variedad de tamaños, colores y materiales.
Al seleccionar sábanas, es crucial considerar el recuento de hilos, que influye en la suavidad y durabilidad del tejido. Un recuento de hilos más elevado suele indicar una tela más suave y resistente. Pero como hemos dicho, también hay que considerar la calidad del hilo y el tipo de tejido, entre otros factores.
La funda de la almohada, a diferencia de la sábana, es la que suele estar en contacto directo con nuestra piel, ya que normalmente usamos algún tipo de ropa para dormir, como el pijama. Eso implica que la sensación de confort que le requerimos debe ser mayor en términos de suavidad, adaptabilidad y transpirabilidad. Debemos recordar que las fundas de almohada entran en contacto con más fluidos y suciedad que las sábanas (saliva, restos de cremas y maquillaje, sudor, etc.)
Los edredones y colchas proporcionan calidez, confort y un ambiente acogedor, todo ello indispensable en una buena experiencia de descanso. Las colchas aportan un componente esencialmente estético, aunque también protegen el colchón y el resto de ropa de manchas, mientras que los edredones, rellenos con plumas, plumón, lana, o fibras sintéticas, pueden ofrecer distintos niveles de calidez, existiendo opciones ligeras para el verano hasta alternativas más cálidas para el invierno, y también confort por su mullidez.
Las fundas y protectores para colchones y almohadas contribuyen a prolongar la vida útil de la ropa de cama. Los protectores impermeables resultan útiles para prevenir manchas y daños, especialmente en hogares con niños o mascotas. Cuanto más dura la ropa de cama, mejor es nuestro sueño por más tiempo.
El clima y la estación del año juegan un papel importante en la elección de la ropa de cama. Mientras que es habitual adaptar el edredón, por ejemplo, hay quien usa el mismo tipo de sábanas todo el año, cuando lo ideal es usar el lino en climas y estaciones cálidos y el algodón o la seda en verano o invierno.
Encontrar las dimensiones apropiadas es fundamental al elegir la ropa de cama para asegurar un ajuste perfecto. Una sábana bajera o una funda de almohada cuya medida contribuya a mantener la superficie del colchón o de la almohada sin arrugas, bien tensa, garantiza una mayor comodidad, mientras que una sábana o funda demasiado grande puede desajustarse del colchón o almohada y generar molestias. Las sábanas encimeras también deben tener un tamaño adecuado: si son demasiado pequeñas tienden a moverse y deshacerse durante la noche, lo que puede interrumpir nuestro sueño. Deben cubrir todo el colchón y descolgarse un poco por los lados y los pies.
Las preferencias personales varían en cuanto a la textura y sensación de la ropa de cama. Mientras algunas personas prefieren la suavidad de la seda, otras pueden inclinarse por la frescura y resistencia del lino, o por la versatilidad y la calidad-precio del algodón.
Para aquellos con alergias o piel sensible, es muy importante seleccionar materiales hipoalergénicos y evitar productos que puedan causar irritación. La seda y el algodón ecológico son muy buenas alternativas para quienes buscan minimizar la exposición a alérgenos y químicos.
Lavar la ropa de cama regularmente es esencial para mantenerla limpia y libre de alérgenos. Las sábanas y fundas de almohada deben lavarse al menos una vez a la semana, mientras que los edredones y colchas pueden necesitar lavarse con menos frecuencia.
Siempre que sea posible, es mejor secar la ropa de cama al aire libre para prolongar su vida útil y mantener las fibras en buenas condiciones. En caso que se haga a máquina, es recomendable utilizar un ajuste de temperatura moderada para evitar dañar las fibras.
Guardar la ropa de cama en un lugar fresco, seco y bien ventilado ayudará a preservar su calidad, evitar la formación de moho y los malos olores. Lo ideal, sería almacenarla en bolsas de almacenamiento que permitan la circulación del aire.
Antes de poner la ropa de cama a lavar, es fundamental seguir las instrucciones de lavado proporcionadas por el fabricante para garantizar que las prendas se mantengan en buen estado.
La elección de la ropa de cama adecuada es fundamental para mejorar la calidad del sueño y, en consecuencia, nuestra salud y bienestar general. Desde la selección de materiales adecuados hasta el cuidado y mantenimiento de las prendas son importantes en este sentido. Invertir en ropa de cama de alta calidad y adaptada a nuestras necesidades puede marcar una gran diferencia en nuestra experiencia de sueño.
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