Entre la inmensa variedad de colchones que podemos encontrar en el mercado, quizá nos habremos fijado que pueden encontrarse colchones de doble cara, por ejemplo. Suele ser una cara cálida, que suele ser de lana o algun material similar, y una cara más fresca, de algodón o lino, para dormir sobre cada una en invierno y en verano, respectivamente. A este tipo de colchones, obviamente, hay que darles la vuelta para disfrutar de estos beneficios. Sin embargo, hay quien no sabe si con el resto se puede hacer lo mismo. Tradicionalmente se ha dicho que, al deformarse con el tiempo los colchones al soportar diariamente nuestro peso, era positivo darles la vuelta para que, en contacto con el somier, la cara sobre la que habíamos dormido volviera a equilibrar su superficie y a la vez pudiéramos disfrutar de una superficie llana de nuevo. De esta forma también alargaríamos su vida útil. ¿Pero esto realmente es algo recomendable? ¿Recomiendan los fabricantes dar la vuelta a un colchón? ¿O es una costumbre que no se sustenta en ninguna prueba de eficacia? Y en caso de que sea bueno hacerlo… ¿Cada cuánto dar la vuelta a un colchón? En este post hablaremos de ello.
En primer lugar es necesario aclarar que los colchones pueden girarse o voltearse, es decir, que podemos rotarlos para que la zona de la cabeza sea la de los pies y viceversa, o podemos darles la vuelta como una hamburguesa en la plancha y dormir sobre la cara que tocaba al somier y viceversa. Esto es importante para saber si hay que dar la vuelta a un colchón o hay que girarlo o hay que hacer ambas cosas y cada cuánto hacerlo.
Como apuntábamos al inicio, hay una serie de colchones hoy en día pensados para ser volteados, es decir, para situar la cara en la que hemos dormido en la base y dormir en la que había reposado sobre la base a partir de ese momento. No obstante, hay muchos colchones que no son de dos caras. Si nos fijamos en las descripciones de los colchones de calidad, los fabricantes trabajan mucho la cara que está pensada para dormir sobre ella con una serie de acolchados que perfilan zonas de descanso pensadas para dar un apoyo diferenciado a las diferentes partes del cuerpo, por ejemplo, o con tratamientos antimicrobianos o antialérgicos que sólo tienen sentido si están pensados para la capa que estará en contacto con el cuerpo. Este tipo de colchones no tiene sentido, por lo tanto, voltearlos, en primer lugar porque cuando los acolchados estén en contacto con la base de la cama no podremos disfrutar del confort para el que están pensados, y en segundo lugar porque puede incluso ser contraproducente para la vida útil del colchón, ya que están concebidos para las formas y el peso del cuerpo, no para estar contra una superficie lisa. En cualquier caso, los fabricantes suelen avisar en cada caso de que a ese colchón no se le debe dar la vuelta. Sin embargo, en el caso de colchones que tienen unas capas dispuestas verticalmente de forma simétrica, es decir, que cuentan con el mismo tipo de capas a una cara y otra, sí que podrán voltearse. En este caso, los fabricantes también acostumbran a indicar que es colchón puede (y debe) girarse para mantener sus propiedades de firmeza, comodidad, transpirabilidad, etc., intactas por más tiempo.
Como hemos explicado, girar el colchón consiste en rotarlo, es decir, sobre la misma cara, situar el extremo que estaba en la cabeza en los pies. Esto suele estar indicado en todos y cada uno de los colchones, sean de una cara o de dos caras, y los fabricantes suelen recomendarlo para aumentar la vida útil del colchón. Lo que logramos al girar el colchón es (entre otros):
Para saber cada cuánto dar la vuelta y/o rotar un colchón, como ya hemos subrayado anteriormente, lo primero que debemos atender son las instrucciones del fabricante, que generalmente especificará la periodicidad con la que recomienda hacerlo, y si se puede voltear (cambiar de cara) o no. Suelen indicarlo en la guia de uso y/o en la etiqueta (que no deberemos extraer nunca del colchón). Veremos que normalmente se recomienda rotar el colchón cada tres meses, e incluso menos según el uso que demos al colchón. Cuanto más periódicamente lo hagamos, mejor distribuiremos la presión ejercida por nuestro cuerpo, más favoreceremos la transpirabilidad, etc. En el caso de que el colchón pueda voltearse, veremos que se recomienda hacerlo unas dos y cuatro veces al año, normalmente coincidiendo con el cambio de estación (en primavera y en otoño). Cada vez que volteemos el colchón deberemos aprovechar también para rotarlo. Hay un componente en la valoración de la frecuencia con la que rotaremos o giraremos el colchón que es de sentido común. Como decíamos, si en una cama duermen dos personas con pesos y estaturas muy diferentes, será más imperativo girar y/o dar la vuelta al colchón que en una cama, especialmente en una cama grande, en la que duerme una sola persona que va cambiando de postura y de ubicación durante la noche, distribuyendo de forma más equitativa su peso y las deformidades que ocasiona en el colchón. Otros usos a considerar que pueden afectar a la periodicidad con la que daremos la vuelta y/o giraremos un colchón es, como veremos un poco más adelante en este post, si tenemos la (mala) costumbre de sentarnos en el borde de la cama. También es de sentido común (aunque a veces el fabricante nos facilitará la tarea con sus indicaciones) que no es lo mismo un colchón nuevo que uno viejo o un colchón de alta calidad que otro que no lo es, que se deforma más fácilmente y no se recupera igual tras los usos. Cuanto más viejo o de baja calidad sea un colchón, más tendremos que rotarlo y, si lo permite, girarlo. Y si un colchón tiene más de 8 o 10 años y vemos que tenemos que girarlo y/o rotarlo con demasiada frecuencia para dormir bien en él, probablemente ha llegado la hora de cambiarlo. En este post explicamos cada cuánto cambiar un colchón. Por otro lado, quizá tenemos una habitación para invitados o una segunda residencia en cuyos colchones dormimos una vez o dos por semana o por mes, o incluso menos. En estos casos, obviamente, el desgaste es menor, y por lo tanto no tendremos que girarlos o votearlos tan frecuentemente. Con una vez cada seis meses o cada año, dependiendo del uso que les demos, puede ser suficiente.
Para dar la vuelta al colchón correctamente, sobre todo si es pesado y/o de grandes dimensiones, lo más importante es no hacerlo solo, ya que nos podemos hacer daño por sobrecarga y el colchón puede estropearse por retorcerlo de forma no adecuada. Dos personas harán esta tarea fácil y rápidamente.
Para rotar el colchón sólo tendremos que llevar a cabo la primera parte del proceso anterior:
Este proceso que acabamos de explicar es el que más fácilmente puede llevar a cabo una sola persona si el colchón no es muy grande y/o pesado, pero siempre es más rápido y sencillo que lo hagan dos.
Quizá hayamos oído alguna vez que es perjudicial para el colchón sentarnos en él para vestirnos, descansar un momento, etc. Es rigurosamente cierto. Los colchones no están pensados para soportar presiones tan localizadas en uno de sus bordes, y esto puede ocasionar deformidades prematuras en ese lugar. En estos casos es aún más importante girar el colchón, además de darle la vuelta si está indicado, y todavía lo es más, en la medida de lo posible, dejar de lado esa costumbre. Algunas ideas para sustituir el colchón como asiento según las características de nuestro dormitorio pueden ser situar una silla o butaca cerca, o un banco a los pies de la cama que puede ser igual de largo que el ancho del colchón, que además de ser estéticamente atractivo, puede contener un arcón para almacenar cosas.
En Matiner fabricamos colchones tanto de doble cara a los que se puede (y debe) darse la vuelta para aprovechar sus propiedades como con acolchados con zonas de descanso que deben rotarse (pero no voltearse) para que su confort, apoyo y vida útil duren lo máximo posible. En nuestra web y en el manual de cada producto especificamos lo más adecuado según el producto.
Los posts de MATINER Natural-Descans tienen fines informativos y no deben reemplazar el consejo de un médico u otro profesional médico.