Cuando nos acurrucamos en la cama después de un día largo y ajetreado con la esperanza de tener un sueño reparador, normalmente lo hacemos en nuestra posición favorita, sin pensar demasiado en ella. ¿Sin embargo, tenemos claro cuál es la mejor postura para dormir? ¿Es esa que tanto nos gusta o tal vez sería mejor otra?
Según un estudio citado por El País, en España la media de tiempo que dormimos son 7 horas, cuando los expertos recomiendan que sean 8. Pero no sólo dormimos poco, sino que más de la mitad nos levantamos con la sensación de no haber descansado bien. En estos casos lo primero que mucha gente piensa es que puede ser a causa de un colchón o una almohada que no sean adecuados, antes de lanzarnos a la inversión que supone hacerse con un buen colchón, o incluso recurrir a medicamentos contra el insomnio, es recomendable probar otra postura y, si la sensación persiste, consultar con un especialista, especialmente si esa sensación viene acompañada de algún tipo de dolor o malestar.
Decidir cuál es la mejor postura para dormir condiciona no sólo nuestro rendimiento, sino también nuestra salud y nuestra estética. La sensación de agotamiento, los dolores de cuello, de cabeza o de espalda, e incluso la grasa en la piel o las arrugas tienen mucho que ver con el colchón, con la almohada, con la ropa de cama y también con la forma en la que dormimos.
Sin embargo, no hay una postura perfecta para todo el mundo, ya que unas pueden ser mejores para una buena alineación de la espalda pero peores para las personas que roncan, o para las que tienen digestiones pesadas. Debemos encontrar la nuestra para poder dormir no sólo de forma cómoda y placentera sino de manera que recobremos nuestra energía y reparemos todas las funciones cognitivas que desarrollamos durante el día.
No es fácil encontrar la mejor postura para dormir, especialmente considerando el tiempo prolongado que deberíamos mantenerla. Nuestro cuerpo en general y nuestra columna vertebral en particular deben repartirse una carga y una presión determinadas, y por eso tendemos a movernos para aliviarlas. En este sentido, un colchón que alivie los puntos de carga y de presión ayuda a mantener una postura y así cambiarla menos durante la noche, pero de ello hablaremos al final de este post.
Existe bastante consenso entre los especialistas del sueño y la higiene postural en que dormir boca abajo es la postura menos recomendable para dormir. Esta postura nos obliga a girar la cabeza a un lado para poder respirar, y eso produce mucho estrés en la zona del cuello y la zona lumbar que puede provocar tendinitis, lumbalgias, dolores cervicales, etc.
Es una postura recomendable para evitar dolores de espalda y cervicales, y minimizar los ronquidos. Sin embargo, al reposar sobre las extremidades provocamos presión y estrés en los nervios y los músculos del brazo, como ocurriría si durmiéramos con el brazo encogido detrás de la cabeza. Además, esta postura aumenta la fricción del rostro con la almohada, generando lágrima y saliva que entra en contacto con la piel, y esto puede provocar a la larga arrugas en ojos, pómulos y barbilla.
Para dormir en esta postura es muy recomendable elegir una almohada que procure una correcta alineación del cuello, como las que tienen la forma de la cabeza.
Existen muchos estudios que recomiendan fervientemente dormir boca arriba, aunque es la postura que menos utilizamos (menos de un 10% de las personas dormimos así). Es la mejor opción para procurar una correcta alineación del cuello y de la espalda, no generar fricción del rostro con la almohada y puede tender a reducir la acidez estomacal, al mantener la cabeza elevada por encima del pecho.
Sin embargo, como ninguna postura es ideal para todo el mundo, esta en concreto no lo es para quienes tienden a roncar o a sufrir apnea del sueño, dado que en esta postura desplazamos la lengua hacia la faringe y deja menos paso al aire.
Hay personas que tienden a acurrucarse en la cama para reducir el insomnio o para sentirse más abrigadas. Hay expertos que afirman (como se cita en este artículo) que en esta postura la columna descansa en su alineación natural y podría ayudar a prevenir enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson. Sin embargo, hay otros estudios que apuntan que no es adecuada para un buen descanso, por la curvatura en la columna vertebral que hace que esté en tensión y no descanse de las actividades diarias, y puede llegar a generar dolores o contracturas. Además, restringe los movimientos del diafragma al respirar y presiona el estómago contra las rodillas, pudiendo causar sensación de falta de aire, dolores de estómago o indigestión.
Como hemos visto, toda postura para dormir tiene ventajas y desventajas, y por lo tanto cada uno debe elegir la que mejor se le adapte. Lo más importante de la ecuación es mantener la alineación espinal en cualquier postura, que se puede lograr concentrándose en alinear las orejas con los hombros y las caderas.
Si en este proceso notamos huecos entre nuestro cuerpo y la cama que mantienen tensos nuestros músculos y la columna vertebral, podemos reducir esta tensión utilizando almohadas para rellenar esos huecos.
Dormir toda la noche con esa sola postura es muy difícil, dado que al movernos aliviamos la presión y la carga que sufren distintos puntos de nuestro cuerpo y ayudamos a repartirlas de nuevo. Pero puede ayudarnos a ello intentar mover todo el cuerpo junto.
Los posts de MATINER Natural-Descans tienen fines informativos y no deben reemplazar el consejo de un médico u otro profesional médico.