La venta de colchones por internet se ha disparado en todo el mundo: comprar un colchón online es cada vez más habitual. Evidentemente esto es parte del crecimiento de la venta online en todos los sectores en los últimos años: han contribuido a ello la generalización del acceso a internet, el aumento de la confianza del consumidor en la seguridad y la privacidad del proceso de compra, la comodidad de comprar mediante unos pocos clics sin necesidad de desplazarse, etc. La pandemia del COVID-19, además, ha acelerado el crecimiento de la venta en línea, ya que muchas personas han optado por comprar en línea para evitar salir de casa y reducir el riesgo de contagio, y en este sentido muchos vendedores que no habían hecho el salto de su negocio a internet, lo han terminado haciendo.
Ahora bien, en el sector de los colchones también juega un papel fundamental otro factor, que aunque afecta al resto de productos, en este caso tiene una incidencia mayor, que es la variedad y la competitividad de los precios que a veces no se puede ofrecer en tienda. Hay que tener en cuenta que los colchones son productos caros, pesados, voluminosos y generalmente bastante delicados, que requieren unos procesos de manipulación y de transporte específicos, de la fábrica a la tienda y de la tienda al domicilio del comprador, así como un espacio en tienda superior al que necesitan otros tipos de productos que se quiera exhibir. Tener a disposición del cliente un mismo colchón en varias medidas o varios modelos de cada marca para que los clientes los prueben implica muchos metros cuadrados de exposición que no necesita, por ejemplo, una zapatería.
Con la venta de los colchones por internet, los vendedores reducen los trayectos de los transportistas, los metros cuadrados necesarios en tienda para almacenar productos y los procesos de manipulación en general, y pueden repercutirlo en el precio final para hacerlo más atractivo a los clientes. Sin embargo, los colchones siguen siendo una inversión importante, que puede llegar a ser de varios centenares de euros o incluso de algunos miles, y están pensados para acompañarnos muchos años, por lo que cuando los compramos por internet debemos procurar acertar con nuestra elección.
Comprar un colchón online presenta algunas peculiaridades respecto a otros productos que también se compran por internet. Suele requerir una valoración física, además de conocer sus características técnicas, que va más allá de la que implican productos como los libros, los productos de papelería, los electrodomésticos, los juguetes, o incluso los productos electrónicos. Éstos, gracias a unas buenas imágenes, con mucho detalle, y la disponibilidad de reseñas, permiten acetar en una compra sin prueba física en la mayoría de ocasiones, mientras que los colchones, al estar sujetos a una percepción de comodidad muy subjetiva (la ropa o el calzado también, pero una equivocación no sale tan cara), son más complicados de evaluar sin esa prueba. Ocurre lo mismo, aunque cada vez menos, con los muebles o la ropa, y bambién con los productos de segunda mano en general.
Todo lo expuesto hasta ahora no quiere decir que no podamos comprar un colchón online y acertar: sólo debemos tener presente que una prueba física suele ser necesaria, ya sea en la tienda antes de su adquisición por internet o, cada vez más a menudo, en casa, gracias a las pruebas de varias semanas o incluso meses que ofrecen algunos vendedores en su página web. En este post en el blog explicamos cómo probar un colchón en la tienda para acertar en su compra. Además, podemos tener en cuenta una serie de recomendaciones para que nuestra compra sea satisfactoria:
Los fabricantes suelen incluir en sus descripciones una indicación sobre la firmeza del colchón, desde muy firme hasta muy poco firme. Además, la densidad y el grosor del colchón pueden dar una idea sobre la firmeza del colchón: generalmente un colchón más denso suele ser más firme, aunque no siempre, ya que la densidad hace referencia a la cantidad del material por metro cúbico de colchón (y por lo tanto a su calidad), pero los acolchados de las capas más superficiales pueden hacer variar la firmeza del colchón, que es la sensación que nos ofrece el colchón cuando entra en contacto con nuestro cuerpo (en este post explicamos las diferencias entre dureza, densidad y firmeza).
Por otra parte, la comodidad de un colchón es una sensación subjetiva que depende de diversos factores. Además de la firmeza, por ejemplo, también está condicionado por los puntos de apoyo y de alivio de presión: aunque prefiramos un colchón firme, que entre otros ceda poco al peso de nuestro cuerpo, puede que no de alivio a los puntos de presión, es decir, que permita que las áreas que ejercen mayor presión por la forma de nuestro cuerpo (hombros, cadera, rodillas) y la postura en la que dormimos se hundan un poco en el colchón manteniendo una superficie plana y de soporte para los puntos que necesitan apoyo por estar más elevados que el resto (el cuello, la zona lumbar, etc.). Otro de los condicionantes de la sensación de comodidad puede ser el mismo tejido y el acolchado, por su sensación táctil y su transpirabilidad, por ejemplo, o la independencia de lechos que ofrece el colchón.
Las medidas y el grosor del colchón no sólo afectan a la comodidad, de la que acabamos de hablar, porque un colchón debe ser lo suficientemente ancho para podernos mover libremente y lo suficientemente grueso como para dormir bien, porque un colchón alto suele tener más capas y ofrecer un mejor descanso. También afectan a la calidad (y por lo tanto a la durabilidad) del colchón en el caso del grosor, y también al buen ajuste en nuestra habitación y nuestra cama. En este post hablamos sobre los mitos y verdades acerca del grosor de los colchones.
Para elegir correctamente la medida del colchón debemos tener en cuenta nuestra altura y volumen, si dormimos solos o acompañados, las medidas de nuestra habitación y de nuestra cama, nuestro presupuesto (cuanto más grande es el colchón, más caro es), etc.
Para elegir un colchón de buena calidad, es importante invertir tiempo suficiente en investigación, tanto por internet como en tiendas físicas si hace falta, con un profesional del descanso con experiencia: qué materiales y tecnologías de fabricación son mejores y de dónde proceden, la ubicación de la fábrica, las garantías que ofrecen, etc. Las reseñas de los clientes por internet también nos pueden dar una idea sobre esto, aunque debemos cerciorarnos de que están bien fundamentadas: no es mala señal que algun producto o marca tenga una reseña negativa, porque es difícil que un producto o un fabricante guste a todo el mundo, mientras el resto contengan explicaciones verosímiles.
En general, un producto comprado online tiene, por ley, un periodo de desistimiento de 14 días, durante el cual el cliente puede devolverlo sin dar explicación, mientras esté en perfecto estado. Ha existido una cierta controversia en el caso de los colchones desprecintados, ya que algunos fabricantes entendían que la ley, una directiva europea de 2011, los excluía del derecho de desistimiento porque se incluían en lo que el texto describe como bienes no “aptos para ser devueltos por razones de protección de la salud o de higiene y que hayan sido desprecintados tras la entrega”.
Sin embargo, esta controversia se zanjó con una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 2019 que establece que un colchón comprado a distancia puede ser devuelto incluso después de ser desprecintado y probado, equiparándolo a una prenda de vestir, que puede estar, tras ser utilizada “en condiciones de ser nuevamente utilizado por un tercero y, por tanto, de ser nuevamente comercializado”. En este post explicamos más extensamente este derecho de devolución en los colchones, que sólo aplica a compras a distancia.
Por este motivo, en la compra de colchones online debemos fijarnos en la política de devoluciones que pueda mejorar este mínimo establecido por ley de 14 días, que cada vez más ofrecen los vendedores a través de un periodo de prueba de un número determinado de noches. Es habitual, por ejemplo, que a la finalización de esta prueba, el fabricante no ofrezca la devolución sino el cambio del artículo, y que el artículo por el que se cambie el inicial no disponga de un periodo de prueba nuevo. De ahí que sea interesante en muchos casos probar el colchón en una tienda física.
Tal como explicábamos en este post, desde enero de 2023, la garantía de los colchones es de un mínimo de 3 años. Sin embargo, muchos fabricantes extienden este periodo para demostrar su compromiso con la calidad de sus productos a 5 e incluso a 10 años. Cuanto más extensa sea la garantía, más probabilidad hay de que el consumidor quede satisfecho, aunque hay que consultar las condiciones de esa garantía (sustitución, devolución, reparación, etc.)
Cada vez es más habitual que las webs de fabricantes o de venta de colchones pongan a disposición de los usuarios un chat o un servicio de consultas por email. Es interesante hacer uso de esta opción para resolver dudas acerca de lo que hemos expuesto en este post y otras que nos puedan surgir.
Requeriremos investigar y reflexionar sobre nuestras preferencias de firmeza, comodidad, materiales, independencia de lechos, transpirabilidad, etc., así como las características de nuestro espacio (habitación, cama, etc.) y nuestro presupuesto, entre otros. Es importante informarnos sobre la política de devoluciones, la garantía oficial y la adicional que nos pueda ofrecer el fabricante y el vendedor, etc. Recurrir a un profesional del descanso para resolver dudas e incluso probar el colchón en una tienda física antes de comprar online suele ser la mejor opción, ya que, como explicamos en este post, un alto porcentaje de usuarios que prueban el colchón antes de comprarlo suelen estar satisfechos con su compra.
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