En el mundo del colchón constantemente usamos términos relacionados con la espuma, como “espuma de alta densidad”. Este tipo de espuma se diferencia de la espuma convencional, especialmente, en su durabilidad y firmeza, y por eso se usa en colchones de alta calidad, algo que hace décadas era más bien al contrario. Hace varias décadas la tecnología de la espuma todavía estaba en su fase embrionaria, por eso no ofrecía soporte suficiente ni durabilidad. Pero con la popularización de la espuma viscoelástica (en inglés memory foam, que a veces se traduce en “espuma de memoria”) en los años 90 del siglo XX, en parte gracias a una ambiciosa campaña de márketing que, entre otros argumentos de venta, recordaba que se trataba de una tecnología desarrollada por la NASA, esta percepción del público cambió.
En los últimos años el abanico de espumas para colchones de calidad (pero también sofás, tapicería para coches, etc ) se ha ampliado todavía más, y los fabricantes de colchones ofrecen materiales con una buena resiliencia (capacidad de recuperar su forma original), soporte y alivio de presión donde es necesario con diferentes zonas de descanso, transpirabilidad (mediante celdas abiertas, geles refrigerantes, etc., para evitar el calor y la proliferación de moho y microorganismos), firmeza y otras propiedades que los hacen de gran calidad. Pero quizá la más importante es la que ocupa este post, la alta densidad, que a su vez condiciona algunas de las características anteriores. ¿Qué es la espuma de alta densidad? Lo explicamos a continuación.
Seguramente todos tenemos una idea de lo que es la densidad: de forma sencilla, se puede definir como cuánto pesa algo en relación a su tamaño. Una caja de un mismo tamaño llena de plumas o llena de piedras pesa diferente, por lo que podemos decir que la primera es menos densa que la segunda. En el caso de un colchón es también fácil de imaginar: sabemos que hay muchos colchones con el mismo volumen (es decir, que miden lo mismo en alto, ancho y fondo) pero pesan distinto: eso es porque tienen una densidad diferente. Y eso ocurre con los diferentes tipos de espuma.
La diferente densidad entre unos tipos de espuma y otros depende de diversos factores:
Si, siguiendo el ejemplo de la caja de plumas, intentamos añadir el máximo número de plumas posible dentro de la misma caja, ésta pesará más cuantas más plumas logremos introducir, reduciendo el espacio entre ellas. Lo mismo pasa en un colchón, donde la cantidad de polímero (unidades estructurales de la espuma) puede diferir entre uno u otro.
Como podemos ver en el caso de las esponjas de baño, por ejemplo, la espuma consta de pequeñas celdas o burbujas (espacios donde hay aire). Existen estructuras cuyas celdas o burbujas son muy pequeñas, albergando menos aire, y por lo tanto pesan más por el mismo volumen porque en el espacio donde debería haber más aire hay más material.
Si se añaden ciertos aditivos a la espuma, las propiedades de esta espuma pueden alterarse y, por ejemplo, crear celdas más pequeñas con la liberación de gases. La espuma viscoelástica es un ejemplo de cómo los aditivos pueden cambiar sus propiedades, en este caso, haciéndola más elástica, es decir, con más capacidad de adoptar la forma del cuerpo y luego recuperar su forma original.
Ya hemos apuntado a algunas ventajas de la espuma de alta densidad, entre ellas, la durabilidad. Pero ¿qué otras ventajas tiene? Algunas de ellas son:
La principal ventaja de la espuma de alta densidad es que dura más que una espuma convencional, asemejándose a los colchones de látex, aunque el látex natural suele ser el que se asocia con la máxima longevidad. Un colchón de espuma de alta densidad puede durar 10 años, o incluso más en algunos casos, dependiendo de otros factores como las técnicas de fabricación o la calidad de la misma espuma (no todo depende de la cantidad, como hemos visto).
La espuma de alta densidad ofrece mejor soporte que otros materiales, incluso algunos tipos de látex, porque su estructura compacta y la cantidad de material por unidad de volumen hacen posible una distribución uniforme del peso, y eso se traduce a un soporte firme y consistente que se adapta al cuerpo y mantiene la alineación de la columna vertebral.
Aunque no todos los colchones de alta densidad son de alta resiliencia, porque una cosa es la cantidad de material por volumen y otra, que este material adopte la forma del cuerpo y recupere su forma original (algo que depende de XXXX), a menudo estas dos características coinciden. Los colchones HR (High Resilience o alta resiliencia), a su vez, también suelen ser de alta densidad, pero no todos lo son: algunos no adoptan bien la forma del cuerpo ni recuperan de manera tan efectiva su forma original.
A pesar de ser firmes, las espumas de alta densidad pueden ofrecer mullidez suficiente como para proporcionar un buen confort. Una forma de ofrecerla es una estructura de celdas abiertas (no son como pequeños globos completamente cerrados como ocurre con otras espumas), que permite a la espuma adaptarse mejor al cuerpo, aunque también con una combinación de diferentes densidades de material según la zona del colchón o con la inclusión de capas exteriores de otros materiales que complementen la firmeza del núcleo, entre otros.
La densidad de este tipo de espumas puede inhibir la acumulación de ácaros del polvo y otros alérgenos (con estructuras más abiertas hay más espacio para que proliferen), algo que hace a los colchones de este tipo de material adecuados para entornos médicos y personas alérgicas.
Como hemos apuntado, los colchones de alta densidad ofrecen propiedades que comúnmente se atribuyen a los de otros materiales, como el látex o los colchones de muelles ensacados, con un precio más ajustado, dado que el proceso de fabricación y los materiales utilizados en la espuma de alta densidad suelen ser menos costosos en comparación con el látex natural o las tecnologías avanzadas de muelles.
En MATINER Natural-Descans disponemos de un nutrido catálogo de colchones, entre los que destacan varios de espuma de alta densidad, que asegura un producto duradero, en el que podremos descansar muchos años sin que se deforme o se rompa, sobre todo si se le proporciona un mantenimiento adecuado.
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